Lo conocí siendo adolescente. Cuando las utopías eran más "lógicas" que nunca para mi. Le cantaba al amor y al desamor, a la justicia y la injusticia, a su "Mediterráneo" y a las pequeñas cosas, al caminante que hace caminos al andar y al nombre que sabía a hierba. Pasaron...muchos, muchísimos años. El creció. Y yo...también. Al compás de sus canciones, de sus locos bajitos que me acompañaron en el nacimiento de mi hija, que se llama, y no casualmente, "Lucía", la misma de "vuela esta canción para tí...". Lloré y me emocioné, cuando un país un poco más generoso y agradecido -allá por el '83- le permitió volver después de años de proscripción, gritando a los cuatros vientos "Para la libertad" y su "Algo personal", justamente, con aquellos "hombres de paja que usan la colonia y el honor para ocultar oscuras intenciones" y que "rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,viajan de incógnito en autos blindados a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,a colgar en las escuelas su retrato".
El "Nano" vuelve. Y esta vez lo hace con Sabina, para contarle a Buenos Aires que son "Dos pájaros de un tiro". Dos genios generosos capaces de compartir un escenario sin divismos. Añadieron un show más en la Bombonera. Será inolvidable, único e irrepetible. Una caricia para el alma y el corazón. Tiempos de utopías, esas en la que Serrat cree. Y yo...también.
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