Las fotos se las debo a Megalomanía.
La nota al diario ABC de Madrid.
¿El desatino? ¡Vaya uno a saber a quién!.
Sin comentarios. Encima con el Príncipe presente al que, a propósito, se olvidó de mencionar en el discurso.
Doña Letizia, musa de la presidenta
POR MAYTE ALCARAZ
MADRID. Cuando Coco Chanel dijo aquello de que «el día que nadie me copie moriré» no sabía la refinada francesa que estaba alargando la vida a Felipe Varela, uno de los creadores preferidos de la Princesa de Asturias. No hay nada más universal que el «Hola» que, cuando corre de mano en mano, puede caer igual en las de un príncipe que en las de un vagabundo; en las de una cocinera que en las de una presidenta; aquí, allá o acullá... Que cayó en las de Cristina Fernandez de Kirchner (CFK, de aquí en adelante), está documentado (ver fotos superiores). Tras hojear el «gotha» satinado resolvió el arcano de su vida: el vestido que se pondría para heredar en vida el pisito rosado de su marido. Llegó el lunes y optó por una réplica, remedo, imitación o clon de uno de los modelos más celebrados de Doña Letizia, ese conjunto compuesto por abrigo de guipur sobre vestido de seda blanco que lució en verano la esposa de Don Felipe en el bautizo de la Infanta Sofíay que repitió meses después cuando los Príncipes presentaron a su segunda hija a la Virgen de Atocha.
Es de bien educado no señalar con el dedo ni comparar a las personas, nos enseñaron en el cole y mejor hacer caso, sobre todo cuando llegan estos momentos. Para que CFK no se lo tome como un ejercicio de modistilla resentida, ha de saber que, salvando diferencias longitudinales, ha gustado en España la elección. A ella también: «Estoy encantada de haberme vestido con ese traje blanco, mi color preferido», ha dicho. Pero, ay pillina, ni pío de su procedencia. Cuentan quienes la vieron de cerca que el traje le sentaba bien. Por primera vez, disimuló con ese modelo su anatomía ginecoide que tantos quebraderos de cabeza le da, tanto como sus tobillos jónicos, según ella ha confesado.
Hizo bien en pedirle a su modista de cabecera, Susana Ortiz, que copiara el estilismo de la Princesa con la que comparte apellido. El autor del original, Felipe Varela, aunque ha cosido para la presidenta argentina, no ha tenido nada que ver en el clon, a él que le registren. De hecho, otro diseñador de cabecera de Doña Letizia ha aclarado a ABC que «copias pueden hacer las que quieran, pero yo jamás confecciono dos modelos iguales de esta categoría». CFK se tiene por coqueta y ha contado que se maquilla desde los 14 años (no se ha comprobado que el rimel de sus ojos sea el acumulado desde entonces), pero reprende a su costurera cuando se va de la aguja y de la lengua. Por eso nadie dice ni palabra sobre esta última prueba de las relaciones filiales entre España y Argentina que ha tenido en Don Felipe a un testigo de excepción.
En todo caso, bienvenidas sean las copias si nos borran de la retina vestidos pasados, como el lencero negro que unas horas antes estrenó la flamante presidenta, a mayor gloria de sus robustos brazos.
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